La Halitosis o mal aliento, corresponde al “mal” olor que emana de la cavidad bucal, independiente de si el origen proviene de la misma boca (origen intrabucal) o proviene de alguna alteración externa como por ejemplo alteraciones gástricas o sinusitis (Origen extrabucal). Sólo entre un 10 y un 15% de las Halitosis tiene un origen extrabucal.
Cabe destacar que es difícil darse cuenta cuando estamos bajo un problema de Halitosis, ya que el olfato se acostumbra rápidamente a los malos olores y nos impide muchas veces percatarnos.
Uno de los momentos en el día en que podemos darnos cuenta es por ejemplo en las mañanas. ¿Quién no ha sentido ese molesto olor y sabor por las mañanas? Esto se produce ya que mientras dormimos, la secreción salival disminuye considerablemente, lo que permite a las bacterias gram negativas su reproducción, aumentando así sus desechos y compuestos que generan el mal olor.
Entonces, una vez que hemos descartado cualquier origen de Halitosis fuera de la cavidad bucal (Enfermedades respiratorias, gástricas, consumo de alimentos fuertes, infecciones, etc.) debemos determinar qué nos está provocando este desagradable olor.
Dentro de los factores intrabucales, tenemos también diversas causas; dentro de las cuales encontramos Enfermedad Periodontal, Abscesos (Infecciones), Caries profundas, Obturaciones o “Tapaduras” mal ajustadas que contribuyen a la acumulación de desechos orgánicos y bacterias, pero principalmente tenemos la causal N° 1: Acumulación de placa bacteriana en la superficies interproximales de las piezas dentarias y en el dorso de la lengua.
Esta última razón constituye la mayor causal de Halitosis en las personas, y para prevenirla te entregamos los siguientes consejos:
1. Si eres de las personas que tiende a acumular grandes cantidades de placa bacteriana y cálculo dental (placa bacteriana calcificada) se recomienda que acudas 2 veces al año al Odontólogo para realizarte una higienización.
2. Cepilla tus dientes mínimo 2 veces al día. Lo ideal es que los cepilles luego de cada comida, pero se ha demostrado en estudios que con 2 veces al día también podemos tener salud.
3. Cuando no tengas tu cepillo dental a mano prueba el consumo de chicle o goma de mascar: Es muy importante que ésta no contenga azúcar y que tenga en cambio una alternativa como xilitol o sucralosa. Con masticarla 10 a 15 minutos después de cada comida, lograrás un aumento del flujo salival y un correcto barrido de restos alimenticios para que no se acumulen en tu boca.
4. Preocúpate de utilizar todas las noches seda dental: Las zonas de la cavidad bucal donde mayor cantidad de placa bacteriana acumulan son las superficies “entre” los dientes. Para limpiarlas se recomienda al menos una vez al día pasar la seda dental o en ciertos casos utilizar cepillos interproximales.
5. Cepilla cuidadosamente tu lengua: La cara dorsal de la lengua posee múltiples papilas sensitivas y gustativas, y son sitios que tienden a la gran acumulación de placa bacteriana, entregándole a la lengua un aspecto peludo y amarillento.
El cepillado fuerte puede causar en muchas ocasiones arcadas o estimular el reflejo nauseoso, por lo que debes realizar este movimiento suave y en la medida que tu cuerpo te lo permita para no provocar desagrado.
6. Ayúdate con enjuagues bucales con sabor a menta como complemento a tu cepillado 2 veces al día. Estos enjuagues bucales nos entregan doble beneficio. Por un lado la sensación de aliento fresco, y por otro lado nos aportan el Flúor necesario para devolver a los dientes los minerales perdidos y protegerlos frente a las caries.
Es necesario que estos enjuagues no contengan Alcohol, ya que éste compuesto es perjudicial para la salud y un elemento cancerígeno.
Si cumples todos estos pasos verás que tu salud bucal mejora, entregándote confianza a la hora de relacionarte con tus pares.
Ahora, si pese a todos tus esfuerzos aun sientes que no es suficiente, te recomendamos tomar una hora con tu Odontólogo para descartar alguna patología que pueda estar en curso sin que te hayas percatado.
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